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Agradecemos la autorización de Kidpower Teenpower Fullpower International para el uso de este artículo de su propiedad. Desde hace más de treinta años, Kidpower es un referente internacional sin fines de lucro dedicado a empoderar a personas de todas las edades y capacidades para adquirir habilidades de defensa personal y fortalecer la autoconfianza. Por favor visite su sitio web:https://www.kidpower.org/ o comuníquese vía e-mail a safety@kidpower.org para conocer su biblioteca de recursos gratuitos online, publicaciones a la venta y eventos locales.
El reciente terremoto en Japón es un ineludible recordatorio de que en pocos segundos puede desencadenarse una catástrofe y cuando esto ocurre, la vida puede cambiar drásticamente para convertirse en un trauma y con frecuencia en tragedia.
En mi caso, este trágico evento reaviva mis recuerdos del 17 de octubre de 1989, cuando un terremoto de 6.9 asoló Loma Prieta, cerca de casa, a las 17:04 horas. Jamás olvidaré la angustia con la que, junto con mi esposo, cruzamos la ciudad en ruinas en busca de nuestros dos hijos. Una vez con nuestros pequeños a salvo en nuestros brazos, ya no nos importó si perdíamos nuestra casa. Lo único que nos importaba era que nuestra familia estuviese segura.
Mi corazón está con los japoneses, cuyas vidas han sido devastadas por esta catástrofe. Sin embargo necesito recordar que con mirar una y otra vez las noticias, sentirme agobiada y preocuparme por las cosas malas que podrían ocurrir, no ayudaré a nadie y lo único que obtendré es aumentar mi ansiedad y la de mis hijos. Cuando las cosas están mal, por el contrario, debemos tomar las riendas del asunto y hacernos cargo de lo que cada uno puede hacer por nuestra seguridad física y emocional.
A continuación se exponen algunas ideas sobre qué hacer antes, durante y después de un desastre.
ANTES DEL DESASTRE
Elabore un plan de seguridad:
Ahora que la urgencia está patente en nuestra mente, tomémonos unas pocas horas para prepararnos para una catástrofe y ayudemos a nuestros hijos a prepararse también, ni bien tengan la edad suficiente para comprender. Podemos hacer esto de un modo tranquilo y concreto, que nos fortalezca en vez de angustiarnos. Algunas ideas básicas pueden ser decisivas en nuestra capacidad de resistir:
Haga un plan detallado de qué hacer en caso de diferentes tipos de emergencias, para poder actuar rápido (cómo llegar hasta el auto, hasta su casa o lugar de trabajo) y averigüe dónde podría refugiarse, en los diferentes lugares donde podría encontrarse.
Elabore un plan para comunicarse con sus seres queridos.
Haga una reserva de agua potable, alimentos, medicinas, linternas con baterías, dinero, calentador a propano, carpa, extintores y otros elementos necesarios, en la escuela, en casa e incluso en el auto.
Conserve copias de documentación importante, fotos, datos informáticos y otros de valor en un lugar alejado de su casa.
Invierta un par de horas en un entrenamiento de primeros auxilios y defensa personal para todos los miembros de su familia, hasta los más pequeños, ya que usted y los suyos podrían verse en la situación de tener que sobrevivir sin la policía, ni los bomberos ni ninguna otra asistencia oficial durante días.
Las páginas web de FEMA son excelentes y brindan descripciones detalladas de cómo elaborar planes para diferentes situaciones de desastre. Cuando su situación de vida cambie (porque se muda, se cambia de colegio, de trabajo, etc.) tómese un tiempo para actualizar su plan de seguridad.
El sitio web de FEMA para niños: http://www.fema.gov/kids/ready.htm
El sitio web de FEMA para adultos: http://www.fema.gov/plan/index.shtm
La Cruz Roja es un recurso muy útil para el entrenamiento en primeros auxilios para diferentes edades. Kidpower ofrece entrenamiento para la defensa personal, para todas las edades: niños, adolescentes y adultos y asesoramiento para elegir el mejor programa para su familia. Tomar este compromiso es una sabia inversión, ya que tanto los primeros auxilios como la defensa personal pueden salvar vidas en muchas clases de emergencias; no sólo en situaciones de catástrofe.
Practique, prepárese mentalmente y comuníquese
Recuerde que todos tendemos a hacer lo que hemos practicado o al menos imaginado vívidamente. Una vez, luego de un temblor, les pedí a mis hijos que fueran a cada una de las habitaciones de la casa y me mostraran qué harían si sobrevenía un nuevo temblor. En una habitación, se acurrucaron debajo de una mesa de vidrio; obviamente no fue la opción más segura así que buscaron otro lugar. También hicimos una caminata en el parque cercano al epicentro. El guardabosque nos señaló que, incluso en el campo, acurrucarse cerca de un tronco caído puede protegernos en caso de que caigan otros árboles.
Use estos recursos, por ejemplo el sitio web de FEMA, para pensar cómo podría manejarse en diferentes tipos de emergencias, y luego desarrolle un buen plan para cada uno de sus hijos.
Revise regularmente su plan de seguridad frente a desastres y practíquelo de un modo tranquilo y realista, al igual que otras habilidades de seguridad. Una forma divertida de poner a prueba sus abastecimientos y habilidades durante una emergencia, es acampar en carpas, con comida y otros elementos en el patio o en un campamento, y simular que se dispone sólo de lo que se ha llevado.
Este tipo de práctica familiariza a todos con los pros y contras de su equipo y nos recuerda reemplazar los elementos con fecha de caducidad, como por ejemplo alimentos, agua, baterías, medicamentos, etc. Asegúrese de tener raciones que tengan en cuenta alergias de algún miembro de la familia y de que los medicamentos no hayan caducado.
También puede simular heridas que lo obliguen a usar su botiquín de primeros auxilios y su equipo. Si tiene una mano herida, ¿puede encender el fuego, armar la carpa, etc.? Intercambie ideas sobre diferentes formas de manejar diferentes problemas. No logrará responder a cada “Y qué pasa si…” pero adquirirá el hábito de pensar de manera de promover la adaptación a lo que está disponible. De esta manera, al enfrentar una emergencia real, la situación será un poco más manejable.
Especialmente para los niños, el hecho de haber practicado puede brindar cierto alivio ya que la idea es familiar. Por ejemplo: “Sí, papá se hirió el pie, pero aprendimos cómo ayudarlo en la clase de primeros auxilios. ¿Y se acuerdan cuando acampamos y buscábamos ideas para ayudarlo cuando simulaba tener la mano herida? Hicimos un gran trabajo aquella vez, ¿no es cierto? Ahora vamos a hacerlo de verdad con su pie.”
Haga que estos momentos sean entretenidos, con juegos para levantar el ánimo, canciones, poemas o prácticas tradicionales en sus excursiones de campamento.
Asegúrese de que su plan de emergencia establezca qué debe hacer su hijo durante la emergencia, si se encuentra lejos de usted. Comuníquese con los adultos que queden a cargo de sus hijos para estar seguro de que colaborarán con sus planes. Céntrese en qué se puede hacer para ayudar a todos a ponerse a salvo en la mayor cantidad de emergencias, en vez de obsesionarse con los peores escenarios en situaciones imposibles.
Emergencias: Cuándo los niños pueden y cuándo no pueden preguntar antes
Nuestros hijos están más seguros si los adultos responsables saben dónde están, con quién están y qué están haciendo. Su deber es Preguntar Antes a los adultos responsables, antes de cambiar este plan. En un desastre, los niños deben saber que si ese tipo de emergencia no permite Preguntar Antes a los adultos, entonces su plan de seguridad consistirá en Obtener Ayuda, aun cuando la ayuda sea de un desconocido.
Si tienen edad suficiente para comprender, use ejemplos específicos relevantes para su situación de vida para que aprendan a discernir cuándo están ellos mismos en emergencia y cuando es alguien más quien lo está. Si los niños se separan de los adultos en un desastre o si se pierden y no pueden encontrar a los mayores, su plan de seguridad consiste en Obtener Ayuda. Sin embargo, si es otra persona la que se encuentra en emergencia (por ejemplo un adulto les pide ayuda para buscar a su hijo que se perdió), entonces el plan de seguridad será alejarse y Preguntar Antes a los adultos encargados de él.
Manténgase a salvo en su interior
Cuando los medios cubren cada catástrofe en los mínimos detalles, es difícil no detenerse en las cosas malas que están ocurriendo en vez de centrarse en las positivas. Si se encuentra preocupado por todas las cosas malas que podrían ocurrir, apague la televisión, el celular, la computadora y cualquier otro dispositivo. Use su energía y tiempo para transmutar su ansiedad en una acción positiva para prepararse y para hacer algo concreto para ayudar, aunque lo único que pueda hacer sea donar algo de dinero.
Recuerde que aún en los peores desastres, excepto en áreas bien delimitadas, la mayoría de las personas sobrevive. Aunque son terribles, estas tragedias son estadísticamente excepcionales y una preparación sencilla puede ayudarnos a mantenernos a salvo en la mayoría de los casos.
Instruya a los niños para que también se preserven en su interior. En la medida de lo posible, protéjase y proteja a sus hijos de una exposición excesiva a las noticias. Apoye a sus hijos para que hablen de lo que les preocupa, escúchelos y ayúdelos a centrarse en todas las cosas que pueden hacer para prevenir problemas, tomar el control durante la mayoría de las emergencias y ayudar a otros que se encuentren en peligro. Dígales a los niños preocupados que, aunque las noticias muestren cosas horribles que pasan todo el tiempo, la mayoría de las personas en el mundo están a salvo y no están sufriendo desastres o tragedias.
DURANTE UNA CATÁSTROFE
Mantenga la calma
El terror, aturdimiento, desesperación y miedo son algunos sentimientos normales, en medio de un desastre. Pero si dejamos que estos sentimientos tomen el control, nos impedirán tomar las decisiones más efectivas. Los niños también estarán emocionalmente más seguros si los adultos se hacen cargo de la situación.
Recuerde que puede sentir de una forma y decidir actuar de otra. Respire, mire a su alrededor, evalúe la situación y decida qué hacer. Su tarea más importante es ponerse, poner a sus hijos y, de ser posible, a otras personas, a salvo del peligro, en un lugar seguro. Esto puede significar refugiarse en el mismo sitio o trasladarse a un lugar más seguro.
Manténgase atento al momento presente
Siga su plan de seguridad, pero esté preparado para hacer las modificaciones que sean necesarias. Céntrese en ocuparse de lo que necesita hacer en el momento presente. No se preocupe por el mañana o la semana siguiente. Más bien, piense en qué debe hacer para mantenerse y mantener segura a su familia en la medida de lo posible.
Recuerde sus prioridades: usted es más importante que sus pertenencias
Cuando un lugar, aunque se trate de su entrañable hogar, se vuelve peligroso, su deber es alejarse y dirigirse a un lugar seguro. Muchas vidas se han perdido innecesariamente porque las personas se negaron a abandonar sus casas o sus pertenencias intempestivamente. Muchas veces, han muerto personas porque volvieron a sus casas para rescatar un objeto más.
Nada es más importante que la vida de los seres queridos, y su propia vida. No pierda tiempo intentando juntar papeles, fotos, dinero, computadoras, etc. Lleve solamente aquellas cosas que pueda recoger fácilmente, para no demorarse. Lo demás, déjelo atrás.
Asuma el liderazgo
Prepárese para hacerse cargo de movilizar a las personas que le rodean para trabajar mancomunadamente en los esfuerzos que requiera el rescate y la evacuación. Recuerde que muchas personas pueden encontrarse en estado de shock y no podrán pensar con claridad. Imparta indicaciones claras y en voz alta.
Si es necesario, prepárese para defender con firmeza, insistencia y respeto las necesidades básicas para su familia y para usted mismo. Exija respuestas y, si no está seguro, inclínese hacia lo más seguro: aléjese todo lo posible del peligro inminente. Pida auxilio a otros. Recuerde el principio básico de Kidpower: la seguridad es más importante que la vergüenza, la inconveniencia o la ofensa de cualquiera.
DESPUÉS DEL DESASTRE: AYUDE A LOS NIÑOS A RECOBRAR SU SEGURIDAD EMOCIONAL
Comunique a sus niños esperanza en vez de desconsuelo
El impacto negativo sobre los niños puede magnificarse significativamente si los adultos que los rodean se desesperan y dan así a entender que, para ellos, las cosas están fuera de control. Los docentes, padres y otros adultos con niños a cargo, deben ser conscientes de todo lo que los niños escuchan, no sólo de aquello que se les dice directamente.
Los adultos pueden decir cosas ciertas con un mensaje positivo, con una voz cariñosa y firme, por ejemplo: “Estoy triste por lo que ha ocurrido, vamos a buscar juntos la manera de estar a salvo dondequiera que vayamos.” O bien “Esto es duro para todos y, aunque estemos muy tristes y asustados ahora, haré lo mejor para asegurarme de que aun así vivamos bien”.
Si los adultos se sienten demasiado abrumados, pueden y deben buscar apoyo en contextos que no incluyan a los niños. Cuando los niños andan cerca, los adultos deben hacer lo posible por mantenerse centrados.
Explique lo que ha ocurrido de un modo tranquilo y apropiado a la edad de los niños
Céntrese en la tranquilidad y en lo que ocurrirá a continuación, en vez de insistir en los detalles acerca de los hechos angustiantes que han sucedido.
Los niños comprenden literalmente; por lo tanto tenga cuidado para escoger las palabras que usa. No finja que todo es normal; los niños se dan cuenta de que las cosas han cambiado; pero tampoco les dé más información que la que ellos requieren. Por ejemplo, si necesitan evacuar hacia un refugio, puede decirles a los niños: “Ahora iremos a un refugio. Es un lugar donde podemos quedarnos mientras nos aseguramos de no haya riesgos en nuestra casa. Nos quedaremos allí con otras personas, cuyas casas también deben ser reparadas. Estaré contigo todo el tiempo. Nuestra familia permanecerá unida. Creo que pronto podremos volver a casa. Si quieres preguntarme algo o te preocupa cualquier cosa, por favor dímelo. Te quiero mucho y esta situación pronto mejorará”.
Escuche a los niños cuando hablan, aunque digan las mismas cosas una y otra vez. Brinde respuestas esperanzadas a sus preguntas llenas de preocupación.
Si un ser querido ha muerto o está herido, permita que los niños expresen sus sentimientos y evite hacerles pensar que ellos deben hacerse cargo de los sentimientos de usted.
Si alguien importante en su vida ha muerto y esta es la primera experiencia del niño con respecto a la muerte, prepárese para explicar qué es la muerte.
Recuerde que el duelo es un proceso que conlleva muchos sentimientos y dura un largo tiempo. Haga algo positivo para honrar la memoria de la persona que ha muerto: escriba una carta para esa persona, haga un dibujo, plante una flor o ayude a alguien más.
Recuerde que a veces los niños pueden sentirse desbordados por sus sentimientos a punto tal que los suprimen. No presuponga que sólo porque un niño parezca indiferente, significa que no está afligido. Los sentimientos que no se expresan pueden ocasionar problemas más tarde. Promueva ocasiones aptas para expresar los sentimientos, hablando con calma de algo que el niño puede estar sintiendo, como por ejemplo “Estoy muy triste por lo que ha ocurrido”. Extraño ver a _______. ¿Qué podemos hacer para honrar su memoria?”
A veces el duelo de los adultos es tan intenso que abruma a los niños, quienes necesitan desesperadamente que la vida vuelva a ser normal. Por el contrario, los adultos deben hacer comprender a los niños que la persona que ha muerto o ha sido herida querría que ellos estén alegres, que rían, que se diviertan y que vivan una buena vida.
A menudo los adultos desean tanto que los niños se sientan mejor que no les dan permiso para hacer su duelo. La presión para fingir que se sienten de una determinada manera suele acentuarse en las fechas de las celebraciones o eventos familiares. Si un niño no desea cumplir con las celebraciones acostumbradas, por ejemplo con un cumpleaños, busque otra forma para permitir que el niño recuerde el evento y respete sus sentimientos.
La mejor manera de descubrir cómo hacer esto es preguntarle al niño y ofrecerle alternativas. Por ejemplo: “Al abuelo le hubiese gustado que hagas algo para su cumpleaños, algo que te parezca apropiado. Puedes tener una fiesta de cumpleaños con tus propios amigos. Podemos tomarnos el día libre para visitar su parque favorito o visitar algunos de sus amigos que nos cuenten anécdotas sobre él. O tal vez tú tengas algunas ideas mejores. ¿Qué te gustaría hacer a ti?”
Respetar los sentimientos de los niños significa hacerles saber que está bien sentirse tristes cuando están tristes, enojados cuando están enojados y felices cuando están felices.
Brinde a los jóvenes alternativas positivas para sentir que tienen control de la situación
Haga cosas con los niños que les permitan tomar decisiones positivas, aunque se trate de cosas aparentemente inconexas y tan simples como decidir en un juego de adivinanzas. Los terapeutas a menudo recomiendan Kidpower luego de una tragedia porque nuestro programa les da a los niños una oportunidad para practicar estar en control de su propia seguridad personal y, de esta manera, logran recobrar el sentido de ser capaces de tener poder.
Brinde apoyo y tranquilidad adicionales
Abrace a los niños tanto como ellos lo deseen. Pase tiempo con ellos. Dígales una y otra vez que los ama y que va a hacer todo lo que pueda para mantener a todas las personas importantes para ellos, lo más seguras y saludables como sea posible.
Manténgase alerta y preparado para cambios de conducta
Los niños y jóvenes pueden tener regresiones hacia conductas que tenían siendo más pequeños, tales como orinarse en la cama o volverse demasiado dependientes. Tal vez internalicen su ansiedad y se depriman, se sientan desamparados o exterioricen su ansiedad y se vuelvan agresivos y pierdan la calma fácilmente.
Sea comprensivo y paciente. Si los jóvenes se ponen agresivos, ayúdelos a controlar su conducta sin avergonzarlos. Busque ayuda profesional si los niños parecen atrapados en una conducta destructiva y son incapaces de salir de ella sólo con la contención de usted.
Dé un buen ejemplo en la gestión de los conflictos
El estrés causado por un desastre puede aumentar los riesgos de que los adultos pierdan control de su ánimo. Las pequeñas irritaciones pueden llevar a grandes explosiones Dese cuenta de que los jóvenes pueden estar hipersensibles a la conducta de enojo o irritación de sus padres y otros miembros adultos de la familia.
Recuerde que los niños y adolescentes aprenden más de lo que usted hace que de lo que usted les dice. Muéstreles cómo estar en calma y ser respetuosos aunque las demás personas insulten. Utilice habilidades de comunicación positiva para resolver desavenencias. Obtenga ayuda para resolver problemas. Aléjese de los problemas. Asegúrese de que el enojo esté bajo control y no fuera de control. Si tiene graves problemas con otras personas, obtenga ayuda para aprender a gestionar positivamente los conflictos.
Dé el ejemplo de cómo significar positivamente lo acontecido
Ninguno de nosotros desea enfrentar un desastre, pero en gran parte, lo que aprendemos, lo aprendemos durante los tiempos difíciles. Si les mostramos a los jóvenes nuestra determinación para sacar lo mejor de una mala situación, aprenderán lecciones que les servirán para el resto de su vida.
En The Survivor’s Club, el autor Ben Sherwood entrevista a los sobrevivientes de diversos tipos de desastres y otras emergencias. En algunas situaciones es imposible sobrevivir pero en la mayoría de los casos podemos salir con vida, seguir adelante y tener una buena vida. La capacidad de sobrevivir y crecer tiene que ver con modelos mentales y rasgos que pueden aprenderse y practicarse, a partir de nuestras fortalezas.
Aprender nuevas habilidades, enfrentar el cambio con resiliencia, trabajar en pos de mejoras que prevengan futuros problemas y aprender a pedir ayuda puede resultar curativo y conducir a desterrar la desazón para dar lugar a nuevos significados.
Traducción: María Gisella Gámez
Published: November 15, 2013 | Last Updated: November 15, 2013
Sobre Kidpower
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