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¡En Kidpower, promovemos la SEGURIDAD!

Cualquiera sea el lugar en donde vivimos, a veces nuestro sentido de seguridad puede verse vulnerado por las noticias sobre inminentes brotes de violencia o por trágicos sucesos de violencia. Cuando esto ocurre, debemos tomar medidas adicionales para proteger la seguridad física y emocional de nuestros niños y de nosotros mismos.

El Principio Fundacional de Kidpower expresa que la seguridad y el bienestar de cada persona son más importantes que si alguien se avergüenza, se molesta o se ofende, incluidos nosotros mismos.

En lugar de actuar sobre la base del miedo a molestar, incomodar o decepcionar, podemos elegir ‘Poner la seguridad PRIMERO’ por nosotros y especialmente por nuestros niños.

Para protegernos y proteger a nuestros niños de cualquier daño podemos:

  1. Crear seguridad emocional.
  2. Mantenernos alejados de los problemas.
  3. Centrarnos en lo que SÍ PODEMOS hacer.

Comprendamos que nuestro miedo no ayuda a nuestros niños. Nuestro terror por cualquier peligro posible y nuestra desesperación a causa de los problemas del mundo no los protegen. Lo que los niños necesitan es: 1) nuestro compromiso de protegerlos hasta que estén preparados para hacerlo por sí mismos; 2) nuestra convicción de que podemos mantenernos seguros la mayor parte del tiempo y 3) nuestra dedicación permanente para enseñarles a hacerse cargo de su propia seguridad. También necesitan de nuestro buen ejemplo sobre cómo aprovechar al máximo nuestras vidas.

Estos son algunos pasos simples y prácticos para optar por la seguridad durante estos tiempos complicados:

1. Crear seguridad emocional.

Si nos sumimos en la desesperación, sintiéndonos indefensos, enfurecidos u horrorizados frente a las amenazas, el terror y la violencia, estaremos colaborando para el logro de los objetivos que se propone el terrorismo, que no es otro que crear miedo e inestabilidad generalizados. Estos desencadenantes emocionales inundan nuestro cuerpo y nuestra mente con sentimientos angustiantes, que dificultan la toma de decisiones seguras y prudentes.

Para hacernos cargo de nuestra propia seguridad emocional, podemos:

  • Reconocer cuando nuestros sentimientos se intensifican a punto tal que pueden llegar a nublar nuestro entendimiento.
  • Practicar estrategias para prevenir que nuestros desencadenantes emocionales gobiernen nuestro comportamiento, tanto en persona como en línea.
  • Evitar el bombardeo de imágenes traumáticas e historias aterradoras que recibimos por parte de otras personas, de los medios y las redes. Como adultos, podemos escoger formas de consumir noticias que nos permitan estar actualizados sin abrumarnos. Mirar hechos perturbadores una y otra vez y escuchar a personas enojadas hablando sobre dichos acontecimientos puede hacernos sentir que estamos aportando algo al estar informados. La realidad es que esto solo nos hace sentir más ansiosos; de este modo nadie está más seguro y no se resuelve nada.

Para proteger la seguridad emocional de los niños, podemos:

  • Comportarnos como referentes para ellos, manteniendo la calma y tomando acciones positivas. Los niños aprenden muchísimo cuando ven que sus adultos se hacen cargo de la seguridad en lugar de verse abrumados por los problemas y las emociones negativas.
  • Evitar que los niños se expongan a ciertas imágenes, historias y noticias. Así como nos toca controlar cuánto comen los niños para que no se enfermen, también debemos controlar su “consumo” en los medios de comunicación y conversaciones. Nuestra tarea como adultos es crear un ambiente emocionalmente protegido, tanto en su entorno persona como en línea, para que los niños no sufran traumas por lo que ven y escuchan. Tenga en cuenta que a menudo los niños están atentos a lo que los adultos miran, escuchan o conversan, aunque parezca que no están prestando atención.
  • Ayudar a los niños a mantenerse seguros mientras están en línea, mientras juegan, interactúan en redes sociales y otros espacios digitales. Aunque tengan un excelente manejo de la tecnología, los adultos comprometidos debemos mantenernos conectados con lo que los niños miran y hacen en sus mundos en línea, a fin de poder brindarles orientación, perspectiva y apoyo emocional.
  • Escuchar a los niños y adolescentes para que ellos puedan procesar lo que ven y oyen. Déjelos compartir lo que saben o creen sobre lo que está ocurriendo sin proyectar sobre ellos sus propios miedos y preocupaciones. Ayúdelos a explorar acciones positivas que podamos tomar durante tiempos difíciles.

2. Mantenernos alejados de los problemas.

“Negarse a ser el objetivo” es un término de las artes marciales que significa negarnos a ser el blanco de la violencia o de cualquier daño, abandonando o evitando una situación insegura. A cualquier edad las personas pueden crear distancia y apartarse de los problemas de un modo físico, emocional o digital. Este es un momento para permitirnos NO involucrarnos de forma directa en los conflictos.

Podemos:

  • Permanecer atentos y alejados de espacios físicos donde puedan surgir disturbios. Esto puede incluir las áreas céntricas de la ciudad o los edificios gubernamentales.
  • Permanecer atentos y alejados de espacios y conversaciones en línea que puedan ser emocionalmente inseguros para nosotros o para los jóvenes y niños durante este tiempo.
  • Abandonar cualquier situación potencialmente peligrosa, tanto en la vida real como en línea. Diríjase a un lugar seguro y obtenga ayuda si es necesario.
  • Evitar confrontar con otras personas o involucrarse en discusiones, tanto en persona como en línea.
  • Interrumpir, redireccionar o abandonar cualquier discusión potencialmente perturbadora. Algunos comentarios para redireccionar podrían ser: “Ahora hablemos de otra cosa o “Me ha alegrado saber de ti. ¡Ahora tengo que seguir trabajando!”.
  • Si alguien quiere tener una conversación que podría tornarse acalorada, podemos esperar un momento de calma para tenerla, o decidir evitarla. Recuerde que no podemos pretender cambiar la opinión o el comportamiento de alguien culpándolo, avergonzándolo o usando lenguaje o calificativos tendenciosos.
  • Repasar rápidamente las noticias buscando la información necesaria para mantenerse a salvo. Luego apagar los medios de comunicación y hacer otra cosa. Hay una gran diferencia entre mantenerse informado para poder tomar acción si fuera necesario, y traumatizarse de forma innecesaria por sobrexponerse a noticias difíciles.

3. Centrarnos en lo que SÍ PODEMOS hacer.

Nuestro desafío en momentos en que experimentamos o somos testigos del dolor y la pérdida de otros seres, es buscar mantener nuestro equilibrio. Recordemos que en este mundo incierto, la seguridad más real que podemos alcanzar es la que podemos crear en nuestro interior.

Es normal sentirnos impotentes en tiempos difíciles y esto nos impide enfocarnos en lo que PODEMOS hacer para sacar lo mejor de la situación, para sobrevivir, para ayudar a otros y para recuperarnos.

Al tomar acciones positivas, reemplazamos la impotencia por capacidad y confianza; la desesperación, por sanación y esperanza y damos lugar a la prevención y la mitigación del sufrimiento y el trauma.

Podemos:

  • Comprometernos a mantenernos centrados y presentes con nuestros niños y ser modelos a seguir para ellos, cuidando y disfrutando la vida, aun en momentos complicados.
  • Apoyar a nuestros abrumados socorristas con fondos, acciones de apoyo y palabras de aliento. Como dijo el Sr. Rogers, “Busca a los que ayudan”.
  • Fortalecer nuestras relaciones conectándonos con las personas importantes en nuestras vidas.
  • Acercarnos a los amigos, familiares u otras personas que puedan sentirse solos o temerosos o que necesiten ayuda para conseguir alimentos u otras necesidades básicas.
  • Cuando nos sintamos preparados, buscar soluciones positivas a largo plazo con personas y grupos que demuestren un compromiso con la seguridad y el respeto.

También podemos aprender lecciones de aquellos que han enfrentado un grave peligro a lo largo de la historia y han desarrollado estrategias para hacerse cargo de su bienestar. Por ejemplo, Viktor Frankl fue un psicoterapeuta que fue deportado y permaneció en diversos campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. En ese escenario desesperante y aterrador, llegó a la conclusión de que, aunque no podía controlar la mayoría de los acontecimientos exteriores, podía elegir cómo responder a esos acontecimientos. Creó una forma de psicoterapia llamada Logoterapia, que ayuda a la gente a curarse dándole sentido a sus vidas. La historia está llena de relatos de personas que se han hecho cargo de su bienestar ante peligros inimaginables. Contar y compartir sus historias puede ayudar a otros a beneficiarse de su sabiduría.

La mayoría de las veces, podemos hacernos cargo de nuestra seguridad. Cuando las cosas están fuera de nuestro control, es importante recordar que, como Viktor Frankl, todavía podemos elegir crear seguridad dentro de nosotros mismos y para nuestros hijos.

Y mientras miramos hacia el futuro, el significado más importante que podemos darle a cualquier tragedia es trabajar juntos para crear un mundo mejor para todos.

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Fecha de Publicación: February 20, 2021   |   Última actualización: February 20, 2021

Traducción de María Gisella Gámez