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Seguridad personal y discapacidades: esta combinación suele relacionarse con indefensión y en consecuencia, las personas con discapacidades pueden sentir que no tienen manera de protegerse ante un ataque. Según nuestra experiencia enseñando seguridad personal a personas con diferentes capacidades y desafíos en su vida,lo más importante es enfocarte en lo que SÍ PUEDES hacer y cómo usarlo para mantenerte a salvo.
Desafortunadamente, si tienes una discapacidad que es evidente para otras personas, puede que tengas un mayor riesgo de ser atacado. Algunos atacantes dirigen su atención a personas que parecen más vulnerables por su discapacidad. Las ideas de Kidpower Teenpower Fullpower que presentamos a continuación pueden ayudarte a mantenerte seguro la mayor parte del tiempo, ya seas grande o pequeño, discapacitado o no, viejo o joven, mujer u hombre.
Actúa con atención, calma y confianza
Para evitar llamar la atención de un atacante potencial, proyecta una actitud de atención y confianza. Esto evitará que la mayoría de los atacantes te seleccionen como su víctima. Asegúrate de que tu lenguaje corporal y tu actitud transmitan a las personas que reconoces su presencia, sin actuar con miedo ni desafiarlas. Muévete como si estuvieras seguro de hacia dónde te diriges. Siéntate o párate lo más erguido que puedas.
En lugar de mirar a alguien de manera agresiva o apartar la mirada pasivamente, mira brevemente hacia la persona y luego continúa tu camino. Incluso si no puedes ver, igual puedes girar tu rostro hacia las personas para darles a entender que estás consciente de su presencia. Proyectar una actitud de atención y confianza podrá superar la primera impresión que alguien puede tener de que probablemente eres un objetivo fácil.
Toma el control del espacio que te rodea para que un posible atacante no tenga la oportunidad de acercarse a ti. Si estás en un lugar aislado, aléjate de las personas que parezcan ser una amenaza para ti. El enfoque “Yo estoy bien, tú estás bien” funciona la mayor parte del tiempo. Solo aléjate de manera alegre y ve a un lugar seguro. Si alguien es grosero o te llama para que te acerques, puedes actuar como si no hubiera ningún problema: sonríe, saluda con la mano y di algo neutral como “Hola”, “No, gracias” o “Lo siento, no”.
Si alguien te confronta y no puedes simplemente irte, hazte cargo de la situación estableciendo un límite. Levanta las manos frente a ti como si estuvieras haciendo una pared y encuentra una posición donde puedas mantener el equilibrio. Dile a la persona lo que quieres, de manera respetuosa y asertiva. Si alguien actúa de forma abusiva, déjale claro que no eres una víctima fácil. “Para…. Date la vuelta y vete”. Si alguien actúa de forma competitiva, déjale claro que no eres un rival, “No quiero ningún problema. Solo quiero irme”.
Asegúrate de usar una voz tranquila, firme y fuerte y un lenguaje corporal fuerte y neutral, sin agitar los puños en la cara de alguien y sin encogerte. Adapta estas habilidades teniendo en cuenta tanto tu seguridad personal como tus discapacidades. Un límite con una mano puede ser tan efectivo como un límite con dos manos. Palabras cortas simples, como “¡Para!… ¡Aléjate!… Vete”, o incluso simplemente “¡NO!” puede ser muy efectivo siempre y cuando luzcas y suenes como si lo dijeras en serio.
Asegúrate de saber dónde está la seguridad y cómo obtener ayuda
Programa tu teléfono celular para que puedas llamar a la policía local, que a menudo responde más rápido que un número de emergencia general. Ten siempre un plan de a dónde ir si tienes un problema. Debes estar dispuesto a montar una escena y ordenar a los transeúntes a que llamen a la policía o que acudan en tu ayuda. También debes estar dispuesto a avergonzar, incomodar u ofender a otras personas para proteger tu bienestar.
Aprende a establecer límites claros con personas conocidas
La mayoría de las personas que molestan a otros son personas que ellos conocen. Prepárate para decirles a las personas que te importan lo que está bien para ti y lo que no, incluso si eso hiere sus sentimientos o los enoja. Tu seguridad y autoestima son más importantes que molestar, avergonzar u ofender a alguien. Los problemas no deben ser secretos, así que habla sobre los problemas con personas de tu confianza.
Identifica tus detonantes emocionales y quítales el poder
Los desencadenantes son pensamientos, palabras, sentimientos u otros comportamientos que hacen que explotemos de sentimientos. Cuando estamos llenos de sentimientos, no podemos pensar con claridad. Los desencadenantes comunes son: malas palabras, lenguaje grosero, insultos, palabras atemorizantes y amenazas, o palabras confusas y sentir lástima por alguien. Asegúrate de que lo que hagas sea una decisión basada en lo que realmente está sucediendo, en lugar de una reacción automática o un hábito.
Como último recurso, aprende a defenderte a la fuerza
Practica teniendo en cuenta tu seguridad personal y tus discapacidades, para que puedas acceder rápidamente a tus propias fortalezas y recursos personales. La mayoría de los ataques se detienen con un solo movimiento fuerte, pero prepárate para seguir luchando hasta que sientas que es seguro irte y buscar ayuda. Los movimientos fuertes pueden ser: gritar a los transeúntes pidiendo ayuda, decirle a alguien que PARE, golpear o patear a alguien. Hagas lo que hagas, exprésate, luce y actúa mostrando que vas EN SERIO.
El desarrollo de habilidades para la seguridad personal y las discapacidades incluye analizar TODAS las herramientas que tienes a tu disposición, como tu cuerpo, tu voz y otras herramientas que tengas, como una silla de ruedas. La estrategia básica es usar las partes de tu cuerpo que puedes mover, así como tu silla de ruedas o andador como armas y las partes vulnerables del cuerpo de un atacante como objetivos. Si sigues gritando mientras peleas, tendrás más poder y es más probable que otras personas se den cuenta de lo que sucede. Si te atacan de frente puedes gritar “¡NO!” y alejarte, golpear en los ojos, golpear en la cara con el talón de tu mano, meter un rodillazo en la ingle, patear o dar un golpe con la palma abierta en la ingle, golpear con la silla de ruedas en las espinillas o las rodillas del atacante. ¡Las personas que practican las habilidades teniendo en cuenta su seguridad personal y discapacidades pueden descubrir un poder y unas opciones que no sabían que tenían hasta que practicaron!
Si alguien te ataca por la espalda, puedes gritar “¡NO!” y bajar tu centro de gravedad, pisotear o atropellar el pie del atacante con tu silla de ruedas, golpear en la ingle, agarrar y apretar los testículos, golpear con el codo el plexo solar, la cabeza o la ingle o golpear con la silla de ruedas las espinillas, la ingle o el torso del atacante. Las mismas estrategias suelen funcionar incluso si el atacante tiene un arma, si terminas en el suelo o si hay dos o más atacantes. Eres más importante que tus pertenencias, por lo que NO te recomendamos que pelees por ellas. Solo entrégalas y di: “Toma. Es tuyo”. Nuestros expertos dicen que tu riesgo de salir lastimado aumenta si luchas para evitar que un ladrón se lleve tus pertenencias. Sin embargo, estadísticamente, tu riesgo de lesiones disminuye si luchas para evitar que un atacante te lastime o te lleve a un lugar más privado.
Vete si puedes. Grita pidiendo ayuda. Pelea si es necesario. Si no puedes escapar de inmediato, sigue buscando oportunidades para hacerlo. En lugar de congelarte, finge rendirte para que el atacante se relaje y se vaya o comienza a resistirte en el momento en que tengas la oportunidad de hacerlo.
Sin importar cómo termine la situación, cualquier confrontación no termina hasta que hayas obtenido ayuda. Incluso cuando te alejas de alguien, es normal sentirte tembloroso e incluso avergonzado. Da miedo encontrarse con alguien que tiene la intención de hacerte daño. Por alguna razón, las personas a menudo se culpan a sí mismas por haber sido atacadas en lugar de estar orgullosas de sí mismas por haber escapado del ataque. Encuentra personas en las que confíes y pide apoyo para ayudarte a recuperarte de esta experiencia.
La seguridad personal y las discapacidades significan adaptar la mejor manera de implementar las estrategias básicas de autoprotección: actuar con atención, hacerse cargo de la seguridad y obtener ayuda. Practicar estas habilidades ayuda a desarrollar tu confianza. Recuerda que el hecho de que alguien decida atacarte no es tu culpa. Tienes el derecho y la responsabilidad de protegerte y de insistir en recibir ayuda y apoyo después de que hayas escapado.
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Traducción de Ana Fernanda Uribe
Fecha de Publicación: May 17, 2023 | Última actualización: May 17, 2023