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La autora Jan Isaacs Henry se ha desempeñado como psicoterapeuta especializada en el tratamiento del trauma y el abuso y es la Directora y Cofundadora de Kidpower Colorado.
La carga emocional que se experimenta durante y después de las catástrofes naturales y otros sucesos traumáticos puede ser abrumadora tanto para los adultos como para los niños. Cuidar de nuestra seguridad emocional es tan esencial como lo es cuidar de nuestro bienestar físico.
En momentos de estrés, los niños reciben señales de sus adultos de confianza sobre cómo responder, y nuestra respuesta puede marcar la pauta para nuestras familias. Cuidar de nuestra propia salud mental es esencial para nuestro bienestar y crucial para ayudar a nuestros hijos a aprender a manejar sus sentimientos sobre las emergencias actuales y los retos futuros.
Qué cabe esperar
Cada persona responde de forma diferente a las situaciones estresantes. Algunos pueden tener reacciones poco después del suceso; otros pueden parecer estar bien durante un tiempo y luego empezar a tener dificultades. Evitemos esperar que las respuestas de nuestros familiares sean exactamente iguales a las nuestras. La definición de acontecimiento traumático es una experiencia altamente estresante o impactante que causa miedo intenso o impotencia. La forma en que respondemos al trauma puede depender de nuestra edad, etapa de desarrollo, pasado, grado de proximidad a la situación y antecedentes de salud mental.
El trauma actual puede despertar situaciones traumáticas pasadas y podemos encontrarnos pensando en sucesos problemáticos en los que no habíamos pensado en mucho tiempo. Comprender esto puede ayudarnos a utilizar herramientas para apoyarnos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos de forma positiva.
Prepárate para cambios emocionales y de comportamiento. Podemos observar un aumento de la preocupación; falta de memoria; dificultad para dormir, comer y concentrarse; pesadillas; empeoramiento de los problemas de salud actuales; ira; irritabilidad y aislamiento.
Los niños pequeños pueden reaccionar con mayor apego, regresión en el comportamiento o las habilidades y colapsos más frecuentes. Los niños mayores y los adolescentes pueden mostrar tristeza, ansiedad o depresión, pero sus respuestas también pueden incluir comportamientos irrespetuosos o perturbadores. Tanto en los adultos como en los niños, el mal humor y el comportamiento agresivo pueden ser signos de ansiedad subyacente.
Algunos de nosotros podemos sentirla en nuestro cuerpo en forma de dolores de cabeza, problemas digestivos, fatiga, pensamientos acelerados, dolor muscular o articular y aumento de las reacciones de sobresalto.
Los niños pueden hacer preguntas inmediatamente o mucho después de que ocurra una catástrofe. Acepta estas preguntas y respóndelas con sinceridad, pero de forma adecuada para su nivel de desarrollo. Los niños más pequeños necesitan información menos detallada que los mayores.
Entonces ¿cómo protegemos nuestra seguridad emocional?
Sé amable contigo mismo; no hay una forma perfecta de navegar esta situación. Del mismo modo, ten paciencia con los miembros de tu familia.
No existe un libro de reglas para responder ante sucesos traumáticos. Estás haciendo todo lo que puedes en una situación excepcionalmente difícil y abrumadora. Tómate el tiempo para hablar con tu familia sobre cómo se sienten todos y enfatiza la importancia de afrontar esta situación juntos.
Reconoce que los errores son inevitables en situaciones de mucho estrés. Date a ti mismo y a tus hijos más espacio para los cambios de humor. Reconoce que las emociones fuertes son normales y elabora un plan para afrontarlas cuando surjan. Permitirnos ser humanos y disculparnos cuando sea necesario son habilidades valiosas para toda la vida.
Valida y nombra la experiencia y los sentimientos que surgen al respecto.
Mantente en contacto con los miembros de la familia a menudo. Ofrece muchas oportunidades para escuchar a los niños, por pequeñas que parezcan sus preocupaciones. En las clases de Kidpower, enseñamos a los padres a preguntar periódicamente a sus hijos: “¿Hay algo que te hayas estado preguntando o que te preocupe y que no me hayas contado?” Y luego pedimos a los padres que escuchen con paciencia y compasión. Esta es una forma de abrir los canales de comunicación para que los niños tengan presente que a sus padres realmente les importa lo que están sintiendo.
Es posible que los niños necesiten tu ayuda para encontrar los nombres de los sentimientos que experimentan. Para ayudar a los niños pequeños a identificar sus sentimientos, puedes encontrar en Internet muchas tablas imprimibles con caras de personas y emociones. El dibujo, la pintura, la escritura y la música pueden ser excelentes formas de expresar los sentimientos.
Ayuda a los jóvenes a expresar sus emociones sin hacer que se ocupen de tus sentimientos. Busca el apoyo de otros adultos para tus propios sentimientos, de modo que puedas ayudar a los niños a comprender y elaborar los suyos. Cuando surjan sentimientos intensos, intenta responder a los niños de forma calmada, coherente y cariñosa. Los niños están más seguros emocionalmente si sienten que sus adultos están tranquilos y en control. Asegúrale a tu hijo que está a salvo aunque la situación le asuste o le resulte difícil, y que todos los sentimientos son válidos. Bríndale más apoyo y seguridad.
Conéctate con otras personas.
Puedes sentir soledad o aislamiento durante un acontecimiento estresante. Retirarse durante una crisis puede dificultar el afrontamiento y la recuperación. El compromiso relacional es un componente clave de la resiliencia. Somos seres sociales y la conexión con los demás contribuye a nuestra salud mental y a nuestra satisfacción general. La conexión también puede ayudarnos a procesar emociones difíciles y a sentirnos menos solos. Otras personas pueden proporcionar validación y ofrecer ayuda con recursos, resolución de problemas o asistencia con tareas.
Ayuda a los niños a encontrar sus propias maneras de ponerse en contacto con amigos y familiares y anímalos cuando hagan un esfuerzo por conectarse. Puede ser útil enviar dibujos y palabras de ánimo a las personas que necesitan apoyo. La empatía fomenta la solidaridad con otras personas que puedan estar afectadas por la crisis.
Puede ser el momento de relajar las reglas sobre el tiempo que los niños pasan frente a la pantalla. Los adolescentes pueden utilizar sus dispositivos como una vía de comunicación con sus amigos y mantener estas relaciones es importante. Para los niños más pequeños, supervisa la actividad y los contenidos en línea (no todas las pantallas son iguales), recuerda a los niños las reglas de seguridad en línea y procura disponer de controles parentales. Tomen descansos para jugar de forma activa y conectar de verdad, que es lo que más necesitan los niños.
Intenta encontrar tiempo a solas también.
Aunque no queremos fomentar el aislamiento, cada miembro de la familia puede beneficiarse de tiempo a solas y de descansos. Tenemos que hacer planes intencionados de autocuidado. Puede ser algo tan básico como una caminata, una ducha, un paseo en coche o la lectura de una novela. Si es posible, intercambia las tareas de cuidado de los niños para que todos tengan un descanso, aunque sea breve. Los niños también necesitan tiempo para jugar o leer solos y hacer los deberes por su cuenta.
Establece una rutina y acepta cambiarla.
Ceñirse a un horario regular puede ser útil porque la estructura y la consistencia pueden ser útiles en momentos de estrés. Si es posible, mantén horarios regulares para comer y dormir. A todos nos viene bien tener un plan para el día y saber qué va a ocurrir a continuación, sin embargo, la flexibilidad también es importante. Que nuestros hijos se sientan queridos, seguros y protegidos es más importante que cualquier plan fijo o rígido.
Establece límites para la exposición a los medios y redes sociales.
Aunque es importante mantenernos informados, un exceso de medios de comunicación puede aumentar tu ansiedad y la de tus hijos. La Organización Mundial de la Salud recomienda no buscar noticias actualizadas más de dos veces al día. Las redes sociales a menudo promueven información preocupante y están plagadas de desinformación. Presta atención a las conversaciones entre adultos que los niños puedan escuchar y que puedan aumentar la preocupación.
Identifica maneras para reducir el estrés que resulten útiles para ti personalmente y para tu familia.
Permítete oportunidades para dormir, hacer ejercicio, respirar y estirarte, escuchar música y descansar de las pantallas. Haz una lista de actividades de reducción del estrés y de atención plena que funcionen para cada miembro de la familia, ya que no a todos les funciona lo mismo.
En nuestros talleres Teenpower, enseñamos a los adolescentes técnicas para sentirse tranquilos por dentro, sobre todo en situaciones que pueden actuar como desencadenantes emocionales. Una de estas técnicas se llama “centrarse”. Enseñamos a los alumnos a sentarse en una silla, cerrar los ojos y simplemente sentir los pies en el suelo. Les pedimos que vuelvan su atención hacia dentro para percibir las sensaciones de su cuerpo, cualquier tirantez o tensión. Les enseñamos a prestar atención a su respiración y a inspirar lenta y prolongadamente por la nariz, primero llenando la parte inferior de los pulmones y luego la superior. A continuación, retienen la respiración hasta contar “hasta tres” y exhalan lentamente por la boca mientras relajan los músculos de la cara, la mandíbula, los hombros y el resto del cuerpo.
Este tipo de ejercicios de respiración profunda y relajación son técnicas basadas en la investigación que nos ayudan a reducir la ansiedad y el estrés y a mejorar la regulación emocional. Existen muchas aplicaciones en línea que pueden ser útiles para enseñar y entrenar técnicas de respiración y relajación.
Encuentra formas saludables en las que tú y tu familia puedan estar en control.
Una crisis o catástrofe natural puede hacer que la gente se sienta desamparada, desesperanzada e impotente. Todos los miembros de la familia pueden beneficiarse de las oportunidades para recuperar su sentido de control. Céntrate en lo que PUEDES hacer. Esto puede ser tan sencillo como ofrecerles a los niños opciones como a qué juego jugar, dónde salir a pasear o qué cenar. Las investigaciones demuestran que el voluntariado es bueno para la salud y da sentido y propósito a la vida.
En caso de catástrofe, también pueden ser útiles los gestos de ayuda a los demás y de agradecimiento al personal de primera línea. Algunas comunidades colocan carteles hechos a mano en sus ventanas para comunicar su agradecimiento a las personas que realizan tareas esenciales. Hemos oído historias conmovedoras de amigos que han involucrado a sus familias en la recogida de donativos para los necesitados, han visitado a sus vecinos, han llevado comida a sus amigos ancianos, han escrito cartas a los socorristas y se han ofrecido como voluntarios. Siéntate con tu familia y hagan un plan familiar para marcar una diferencia.
Hagan planes para el futuro.
Cuando sentimos que tenemos menos control, puede ser útil pensar en los próximos pasos tanto cercanos como lejanos en el tiempo. Tengan una conversación familiar sobre lo que les gustaría hacer en los próximos días y también para el futuro, cuando las cosas mejoren.
A veces la gente se siente culpable por planear algo divertido o experimentar momentos de alegría o paz tras una crisis o catástrofe, especialmente cuando otros lo han perdido todo o siguen sufriendo. Aunque estos sentimientos son naturales, es importante recordar que tomarse descansos ayuda a sanar y a recuperar la sensación de normalidad y esperanza.
Discutan cuál podría ser una manera de que cada miembro de la familia se tome un descanso de la gravedad de la situación. ¿Podemos planear un paseo divertido? ¿Podemos hacer ejercicio juntos? ¿Qué tal un juego de mesa esta noche o una búsqueda del tesoro? ¿Un proyecto de cocina o un experimento científico? Para planificar el futuro, ¿qué podría hacer nuestra familia para unas vacaciones, una actividad deportiva o una reunión cuando podamos?
Obtén ayuda cuando sea necesario.
Aunque puede resultar incómodo pedir ayuda para ti o para tus hijos, en realidad es una gran señal de fortaleza. Puedes sentir que estás molestando o incomodando a los demás, pero es el momento de ser persistente para conseguir la ayuda y el apoyo que tu familia necesita.
Recuerda que tu salud mental es tan importante como tu salud física. Reconoce que un trauma puede tener efectos psicológicos inmediatos y a largo plazo. Mereces recibir la ayuda que tú y tu familia necesitan. Considera la posibilidad de buscar ayuda profesional después de un acontecimiento traumático si sientes angustia continua, sentimientos persistentes de impotencia o desesperanza, o dificultad para hacer frente a la vida cotidiana. Existen muchas técnicas terapéuticas eficaces que pueden ayudar en el proceso de sanar y restablecer la sensación de bienestar. Puedes encontrar recursos a través de tu propio médico, el sistema escolar de tu hijo u organizaciones de salud mental.
Fecha de Publicación: April 11, 2025 | Última actualización: April 11, 2025